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Hablar Erodium

Participan: Bárbara Sainza, Héctor Orruño, Coco Moya, Gemma López, Guillermo Casado, Pablo Antón, Pablo Valdivia, Antonio Ferreira

Hablar Erodium parte de las metáforas biológicas procedentes de la ecología de los medios (McLuhan, 1967; Logan, 2012) que nos invitan a interpretar las tecnologías como organismos vivos que reciben y procesan información. Es un proyecto que nace con la intención de diseñar un sistema de interacción basado en las posibles formas de comunicación entre seres humanos, seres artificiales y seres vegetales.

 

La cibernética (Wiener, 1971; Hui, 2022), como epistemología sistémica, también nos ayuda a situar este proyecto en la perspectiva desde la cual biología y cultura (Maturana, 2008) están vinculadas a partir del establecimiento de analogías entre máquinas y especies vivas, organismos de comunicación y sistemas nerviosos cuyas relaciones toman forma en los procesos de retroalimentación.

 

Las especies --humanas, animales, vegetales, mediales y tecnológicas-- y su relación con el entorno nos invitan a reflexionar acerca de una capacidad comunicativa que se traduce en una capacidad adaptativa, autorregulada, responsiva, simbiótica, homeostásica, etc.

 

Hablar Erodium pretende posicionarse así en el giro vegetal (Marder, 2013; Mancuso, 2015; Cozzia, 2016)] un devenir-flor (Deleuze, 1980; Braidotti, 2005; Haraway, 2019)] que nos permita pensar las nuevas alianzas entre las inteligencias humanas y no humanas. En este sentido, pretendemos generar un espacio de relación y afectación mutua basado en los saberes y formas de comunicación subalternizados: saberes locales de herencias matrilineales que, junto a saberes tecnocientíficos, pueden ayudarnos a reflexionar acerca de los lazos entre especies.

 

Saberes populares y saberes femeninos tecnodiversos que nos ayuden a entender nuestras relaciones con los seres y medios sintientes más cercanos. El saber popular en relación con la ciencia es en estos momentos un campo epistemológico emergente.

 

Los límites de la ciencia moderna nacida en el siglo XVI (Harding, 1996; Haraway, 2004) desvelan condicionamientos que los saberes no reglados de personas subalternas como madres y abuelas pueden ampliar desde una perspectiva sensible, orgánica y animista del mundo. Saberes de muchos modos vinculados a mujeres botánicas (Shteir, 1996; Schiebinger, 2007) que sobrevivieron de la ciencia estudiando lo cercano y lo pequeño. Saberes también vinculados a mujeres que pintaban flores (Simpkiss, 2022) como género menor.

Hablar Erodium apela a las personas que hablan y humildemente escuchan a sus plantas. Plantas que responden a las conversaciones, a las voces que las cuidan, a la atención que las percibe. Estas son alianzas que van más allá del lenguaje normativizado: susurros, nanas, glosolalias femeninas y vegetales, conversaciones donde estas pseudolenguas inciden en su carácter emocional, subjetivo y en ocasiones ininteligible. Comunidades nacidas de la atención y el cuidado que hemos aprendido en la reciprocidad de abuelas, madres o amigas con sus plantas.

 

Hablar Erodium pretende generar así un espacio de pensamiento colectivo que busque diferentes sistemas de interacción basados en el vínculo de atención contemplativa (Citton, 2016; Han, 2023) y amor mutuo entre humanos, máquinas y flores, y que, sujeto por algunos recursos tecnocientíficos, nos permitan sobrepasar los mundos objetivos y calculables.

 

Hablar Erodium es así el inicio de una investigación devenir-flor que pretende llevar a cabo un proceso de búsqueda sobre la manera en que las plantas y sus flores entran en la vida de las personas y nos hacen actuar de ciertas maneras (Despret, 2022). Del mismo modo que las tecnologías como especies vivas, los medios y las plantas están entre nosotras, activas: influyen, transmiten, unen, movilizan, se transforman y nos transforman.

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El proyecto Hablar Erodium tiene como punto de partida la flor de la planta “Erodium paularense”.

 

Hablar Erodium se origina desde una perspectiva local y cercana ya que esta planta es endémica del Sistema Central y crece en hábitats marginales sobre afloramientos rocosos. Catalogada como planta en peligro de extinción por herbivoría de ganado, recolección de inflorescencias por parte de coleccionistas. 

Si bien las flores desde el punto de vista botánico orientan la mirada hacia la función reproductiva que propaga y perpetúa la planta, desde un valor cultural sin embargo han representado cualidades femeninas, efímeras y vulnerables: belleza irrelevante,  sensualidad reproductiva y completa pasividad. Del mismo modo que todo el reino vegetal, las flores han sido tratadas desde un punto marginal que las ha privado de agencia y capacidades como la inteligencia o diversas sensibilidades.

Esta vulnerabilidad suscitada tanto por actividades humanas y procedimientos culturales, hacen de la “Erodium paularense” el germen para repensar estas interacciones mediante el diseño e implementación de un tecnorganismo, como soporte simbólico, según modelo de comunicación y afectación mutua. Presuponer inteligencias y sensibilidades florales en el mundo digital, supone crear simulaciones de comportamientos y modelos de comunicación

relacionales para un devenir-flor deseable.

Se trata por tanto de revelar la tecnología como soporte transductor de la sintiencia y experiencia vegetal en la sintiencia y experiencia humana y viceversa. Para ello se procederá a pensar entre otras cuestiones la inacción como una forma de cuidado y atención, la lentitud del movimiento vegetal como un esquema contemplativo opuesto a todo funcionalismo o el florecer como una conmoción simbólica y susurrante.​​

© 2019 by Limpo

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